Capítulo 04.
Pov Jimin.
Estaba aburrido, hoy regresaba al instituto, pero me encontraba solo, ¿cómo fue posible? Bien pues... Primero, Tae entró en celo durante los tres días que duré en reposo, así que no lo he visto y probablemente no lo vea hasta dentro de otros cuatro días. Jin se ha mantenido ocupado con un trabajo que le encargó Jungkook, y aunque él no quisiera dejarme solo, el trabajo era importante para ellos.
Un beta se encarga de cuidarme por este día, hasta que Jin regrese. Yo le dije a Jungkook que no era necesario, pero como siempre pasó de lado mis comentarios de lo incómodo que es ser vigilado y le llamó a un beta que trabaja para Namjoon.
—Joven Jimin, ¿desea algo en especial? —preguntó el beta. Sinceramente no sé su nombre y no me interesa mucho saberlo, al final solo lo veré por hoy.
Niego con la cabeza, me encuentro sentado en una de las mesas de la cafetería del instituto, se siente muy solitario sin Jin que me obligue a comer el almuerzo tóxico del lugar o Tae haciendo bromas sobre cualquier tontería para hacerme reír.
El beta asintió y pidió permiso para ir por mi almuerzo. El doctor me dijo que podía caminar con precaución ya que en verdad me lastimé el tobillo y no puedo permanecer mucho de pie para evitar cargar mi peso durante mucho tiempo.
Miré a mi alrededor y vi como varios omegas y algunos betas se encontraban en las mesas laterales y me miraban o susurraban cosas entre sí. Nunca antes me había preocupado por lo que los demás dijeran de mí, pues Jin y Tae siempre estaban conmigo y no le prestaba atención a lo que me rodeaba. Ahora solo quiero hacerme pequeño y desaparecer.
—Hey, ¿estás solo? —preguntó una omega con una pequeña sonrisa y una bandeja con su almuerzo.
Asentí algo tímido, no hablaba con nadie más que con Jin y Tae, Nayeon era quien se acercaba a mi.
—Tu nombre es Jimin, ¿verdad? —preguntó sentándose frente a mí. Respiré hondo y le pregunté aún algo tímido.
—S-Si, ¿tú eres...? —dejé abierta la pregunta para que me dijera su nombre, pero tan solo dije eso, la sonrisa de la omega desapareció, y luego de un pequeño evento de cosas extrañas, terminé corriendo al gimnasio con cinco personas detrás de mí. Al diablo mi tobillo, mi lobo se encontraba en pánico, era instinto.
—¡Detente estúpido! —gritó con odio uno de los omegas que me seguían. Si no me equivocaba, eran dos betas, una chica y un chico, con otras dos omegas y la omega que se había sentado frente a mi quienes me perseguían.
Ignoré las cosas que me gritaban, yo solo seguí corriendo. Por desgracia mi tobillo empezó a doler, por lo que disminuí la velocidad un poco, pero aún así seguí corriendo con esfuerzo.
—¡No eres tan valiente sin tus secuaces, verdad! —la voz de la omega se escuchó más cerca. Miré a mi alrededor y todos agachaban la mirada y se apartaban del camino, nadie hacía nada, solo me veían correr, me sentí patético en ese momento.
Traté de entrar al gimnasio, pero antes de lograr mi cometido, una mano me tomó bruscamente del brazo, me jaló y metió al gimnasio cerrando las enormes puertas.
—¿Qué...? ¿¡Qué sucede con ustedes!? —grité, pero solo recibí un golpe en el abdomen.
—No te atrevas a hablarme así —dijo la omega, al parecer líder del pequeño grupo, tenía cabello pelirrojo y ojos como zafiros, en su rostro se podían apreciar algunas pecas, parecía una muñeca.
—¿Q-Qué?
—Hemos descubierto otra más de tus mentiras, ¿por cuánto te vendiste para poder venir a este instituto?, es imposible que alguien que ha terminado huérfano y sin un quinto estudie aquí.
—Y-Yo...
—¡Cállate! —otro golpe y terminé en el suelo—. No deberías siquiera atreverte a hablar con nosotras, por eso se me hacía extraño que estuvieras aquí, mi madre me ha enseñado que los omegas hombres son solo un desperdicio, ni siquiera los de familias millonarias tienen respeto por ellos mismos, siempre terminan ofreciéndose y... y... —dijo mirándome con odio mientras buscaba terminar la frase, yo sentía el dolor en mi abdomen y el tobillo—. ¡Agh! ¡Siempre tienen que arruinarlo todo! —me gritó y empezó a golpearme, y aunque eran algo débiles sus golpes, en un momento comenzó a doler.
—¡Hee Sook! —la tomaron entre las otras dos omegas evitando que siguiera golpeándome. Mis lágrimas eran retenidas en mis ojos.
—¿Q-Qué... fue lo... lo que hi-hice? —pregunté con dificultad y sin poder terminar de preguntar.
—Nada —contestó con simpleza otra omega, esta tenía el cabello rubio y ojos como esmeraldas, tenía hermosa piel de porcelana, pero su rostro...—. Al menos no aún, todos sabemos que los omegas varones terminan siendo la peor escoria que la naturaleza creó, roban la dignidad de alfas poderosos, destruyen familias y roban todo con lo que las omegas jóvenes y de buena familia como nosotras necesitamos.
—Tenemos que hacer desaparecer a los omegas como tú para evitar eso, y que mejor enseñándolos a lo que se enfrentarán más adelante —dijo la tercera omega, tenía la piel algo morena, sus ojos eran como rubíes, su cabello rizado.
—Kim Seokjin está emparejado con un alfa de alto linaje, jamás podríamos atacarlo, y Kim Taehyung da miedo tan solo verlo, tiene un aura oscura que te advierte no acercarte, son los únicos omegas hombres que quedan en el instituto, nos hemos encargado de todos los demás, sin embargo tú... —dijo la de pecas.
Los betas me tomaron de los brazos y me obligaron a ponerme de pie mientras ejercían fuerza en ellos.
No entendía nada, sabía que los omegas varones eran mal vistos por la sociedad, pero aún así existían omegas que eran reconocidos y no eran precisamente mujeres.
—Young Mi, termina de una vez —apresuró la beta que se encontraba a mi izquierda.
—El punto es que tú no perteneces aquí, y por eso es necesario que nos deshagamos de ti, pero tranquilo, nos lo agradecerás más adelante, ya que te daremos una probada de lo que te espera en tu miserable vida —dijo la de cabello rubio.
El único beta varón que estaba en el grupo se acercó a mi mientras dirigía su mano a su pantalón de uniforme.
Seguía sin entender que pasaba por las mentes de esas lunáticas, aún así, con las patadas que me dio la chica de pecas no podía moverme. Me tiraron al piso y el beta se colocó arriba de mí con una sonrisa en su rostro... Una terrible sonrisa.
Entré en pánico, traté de moverme, quería gritar, pero las omegas actuaron rápido, una de ella tomándome de brazos y otra de las piernas.
—Shh, pequeño, tranquilo, solo tomaremos algunas fotos tuyas, no te hará nada, sin embargo probablemente el invento de alfa que tienes nunca te proporcionará este tipo de placeres, así que solo déjate llevar un poco, al final, es para lo único de sirves —dijo en mi oído la omega pecosa mientras tapaba mi boca. Ese momento yo estaba apunto de llorar sin control, en verdad estaba tratando de gritar aún con todas mis fuerzas, sin importar que la mano de la omega me lo evitara, no me rendiría.
El beta empezó a acariciar mi abdomen por debajo de la camisa del uniforme mientras comenzó a repartir besos en mi cuello, la beta del grupo estaba grabando todo mientras las omegas reían como desquiciadas.
Las manos del beta se dirigieron a mi pantalón y lo comenzó a bajar lentamente, cerré los ojos con fuerza, no quería ver, tenía nauseas, mi omega no quería esto, yo no quería esto. ¿Esto era lo que tenía que sufrir por haber nacido como varón?
—¡Joven Jimin! —gritó el beta encargado de cuidarme mientras abría de una patada las pesadas puertas.
Las omegas me soltaron rápidamente y junto con la beta empezaron a correr en cuanto el beta se lanzó a mi principal agresor.
Acomodé mi camisa lo mejor que pude haciéndome bolita en la esquina más cercana mientras veía como el encargado de protegerme rompía la nariz del otro beta.
—Jimin, tenemos que irnos pequeño —dijo Namjoon en cuanto llegó, se acercó y me cargó en sus brazos, saliendo rápidamente del instituto.
Salimos a una camioneta negra bajo la atenta mirada de todos, yo solo podía llorar en silencio.
—¡Jimin! —gritó Nayeon tratando de acercarse, mas Namjoon soltó un gruñido y siguió caminado rápidamente. Una vez arriba de la camioneta ésta avanzó.
El auto estaba en completo silencio dejando escuchar mis leves sollozos, Namjoon acariciaba mi espalda con lentitud, logrando tranquilizarme solo un poco, ya que yo no estaría tranquilo hasta que estuviera con mi alfa.
Después de unos momentos cuando ya estaba más calmado Namjoon comenzó a hablar.
—Minnie, ya estás a salvo, el beta que te cuidaba me llamó para informarme que no te encontraba por ningún lado, Jungkook lo escuchó, ya sabrás como se puso, así que traté de tranquilizarlo, porque ahora mismo estaba atendiendo un asunto importante, le dije que vendría para asegurarme que estabas bien, pero... —me miró a los ojos—. Sé que te gusta estudiar, también cuanto odiarías que Jungkook te prohibiera volver, y ambos sabemos muy bien que es lo que pasará, sin embargo no le puedes ocultar esto a pesar que quieras seguir en ese instituto.
Namjoon había sido uno de los que me apoyaron en contra de Jungkook para permitirme asistir al instituto, abogando a mi favor, sabe lo que significa estudiar para mí, por eso puedo sentir su pesar en las palabras.
—No te preocupes... —fue todo lo que dije con un hilo de voz.
Seguimos hasta la mansión, Namjoon me dijo que era mejor que yo explicara lo que sucedió en persona. Apoyé su idea, si el beta que me cuidaba le da el informe estoy seguro que perderá su trabajo.
En cuanto llegamos el olor del alfa de Jungkook inundó mi nariz volviendo a mi omega loco por encontrarlo y sin poder evitarlo terminé corriendo aún con los dolores que invadían mi cuerpo y lágrimas en mi campo de visión.
Namjoon me seguía gritando que esperara, pero mi lobo solo pensaba en llegar y abrazar a Jungkook, frotarse y llenarse de su olor.
—¡Joven Jim..! —no dejé que terminara, el guardia intentó detenerme, pero ya había sido tarde.
—¡Kook! —grité cuando entré al estudio donde Jungkook se encontraba junto a un beta, estaba corriendo para abrazarlo cuando el olor a alfa enojado llegó a mí dejándome congelado.
—¡Namjoon! —gritó haciendo que Namjoon también se detuviera—. Llévate a Min de aquí, hablaré con él en unos momentos, y quiero saber el responsable que lo dejó entrar —dijo, Namjoon asintió mientras chasqueaba los dedos y sacaban al beta del estudio cerrando la puerta.
Jungkook me miró y me tensé por un momento, se encontraba enojado, era obvio por el olor, sin embargo antes de hacer cualquier movimiento, soltó un suspiro y el olor comenzó a disolverse por el fuerte aroma que Jungkook comenzó a emanar, llenando de tranquilidad el ambiente, el extendió sus brazos hacía mí, logrando que volviera a retomar lo que estaba haciendo, lloriqueando me acerqué y lo abracé con fuerza. Aspiré su cuello llenándome de su aroma, restregando mi nariz para tranquilizarme totalmente.
—¿Qué pasó Jim? —me preguntó tranquilo mientras me acariciaba lentamente la espalda con su mano derecha y con su brazo izquierdo me rodeaba de la cintura, mi omega se tranquilizó mágicamente y comenzó a ronronear mientras me hacía mirarlo a los ojos.
Tomando todo el valor necesario le conté lo que había pasado en el gimnasio sin poder contener las lágrimas pequeñas y traicioneras. No sabía si había hecho lo correcto al decirle, pues cuando Jungkook le pidió a dos betas llevarme a la parte antes de llegar al sótano, su cuerpo había vuelto a emanar el horrible olor a alfa enojado.
Yo había estado ahí solo una vez y era cuando yo era pequeño, esa vez Jungkook en verdad estaba furioso.
Antes de irme me pidió el nombre de mis agresores, sin embargo solo pude decirle que una se llamaba Young Mi y otra Hee Sook, era todo lo que sabía además de su apariencia, él asintió y le dijo a uno de los beta que me diera medicamento para el dolor.
Cuando llegamos observé con atención, la vez pasada no pude observar bien el lugar, el beta me trajo un banquillo y me pidió sentarme para evitar lastimar más mi tobillo.
Seguí observando hasta que ví al beta que antes se encontraba con Jungkook.
—¿Por qué estás encerrado ahí? ¿Acaso este es el salón de juegos de Kook? —pregunté sin evitarlo, había escuchado que varios alfas tenían salones de juegos con varios artefactos extraños, pero jamás había visto uno—. Por cierto, mi nombre es Jimin, ¿cuál es el tuyo? —dije sonriendo, por alguna extraña razón este beta se veía tan perdido como yo.
—Mi nombre es Min Yoongi, y en realidad... No tengo idea —dijo mirando al piso y riendo sin ganas—. ¿Tú por qué estas aquí? —me preguntó mirándome otra vez.
—Oh, bueno... Jungkookie le dijo a los guardias que me trajeran un momento —dije sin importancia, ya que lo que yo quería saber que era lo que hacía Yoongi aquí, y no sabía porqué estaba yo aquí al final de cuentas.
—¿No te asusta que te escuchen llamando al alfa Jeon por su nombre tan deliberadamente? —preguntó y terminó por confundirme más a mi, ¿por qué tendría miedo de llamarle a Jungkook como se llamaba? A veces no entendía a los demás.
El sonido de la puerta siendo abierta llamó mi atención y vi como uno de los betas se acercaba a mi para darme un vaso con agua.
—El alfa Jeon va a venir en unos momentos, me pidió traerle agua —dijo el guardia, miré primero en dirección a Yoongi, sus labios se veían algo secos y me sentí mal, además era una falta de respeto servir algo y no ofrecer a los invitados.
—¿No le vas a traer a mi amigo también? —le comenté mientras le recibía el vaso y tomaba un trago, en verdad llorar deshidrata el cuerpo, y yo creo que perdí como tres litros hace un momento.
—Pero el alfa Jeon no... —interrumpí al guardia antes de continuara, de seguro Jungkook se le olvido que también se encontraba Yoongi aquí, no encuentro otra razón.
—No nada, es de mala educación traer agua y no ofrecerle a quién está en la misma habitación, ve y trae uno para él, si no yo mismo le daré de mi vaso —sentencié, y el guardia no dudó ni un segundo de mi palabra.
En un abrir y cerrar de ojos salió, a los minutos volvió y le extendió un vaso de agua a Yoongi, se veía algo apenado, no me importó cuando tomó un trago y se escuchó un suspiro de satisfacción por parte suya, le sonreí complacido.
—Estaré afuera, pronto llegará el alfa Jeon —informó el guardia y salió después de darme una reverencia.
—Está refrescante, ¿no es así? —le dije aún sonriendo y tomando más agua de mi vaso.
—¿No te da miedo que el alfa o los guardias te hagan algo? —preguntó en un pequeño susurro llamando mi atención.
Lo observé, el chico se veía algo preocupado, parecía que iba camino a la guillotina si hacía cualquier movimiento, solté una pequeña risa por pensar en eso.
—No te preocupes, ellos no pueden hacerme nada ya que Jungkookie... —no pude terminar de hablar para tranquilizar su mirada, ya que la puerta fue abierta y unos betas junto a dos alfas tenían apresadas de sus brazos a Young Mi y a Hee Sook.
Mi omega se removió en desacuerdo cuando las vi, sin embargo me tranquilicé cuando vi a Jungkook entrar, se veía algo enojado, miré a Yoongi, él parecía que si tuviese la oportunidad de correr lo haría.
—Kook —yo solo pude llamarle antes de dirigir mi vista a las dos omegas quienes estaban pálidas, ¿donde había ido esa aura de valentía?
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